En un mundo donde lo que deseas está a un clic de distancia o donde se puede pedir comida a través de un app y recibirla a su puerta en menos de una hora, puede resultar frustrante cuando le pedimos algo a Dios y todo lo que escuchamos es silencio.
Las oraciones sin respuesta pueden desencadenar muchas emociones dentro de nosotros. A menudo, estas emociones no solo muestran nuestra falta de comprendimiento de cómo se mueve Dios, sino que también nos llevan a pensar que Él no está escuchando.