En un mundo donde lo que deseas está a un clic de distancia o donde se puede pedir comida a través de un app y recibirla a su puerta en menos de una hora, puede resultar frustrante cuando le pedimos algo a Dios y todo lo que escuchamos es silencio.
Las oraciones sin respuesta pueden desencadenar muchas emociones dentro de nosotros. A menudo, estas emociones no solo muestran nuestra falta de comprendimiento de cómo se mueve Dios, sino que también nos llevan a pensar que Él no está escuchando.
Cuando la respuesta es no
Un «no» de Dios puede ser lo más difícil de aceptar. Aunque sabemos que es por nuestro propio bien, todavía queremos saber por qué está eligiendo no darnos lo que hemos pedido. Sin embargo, no importa cuánto ores; o cuánto esfuerzo pones en conseguir lo que quieres porque al final del día, si no se alinea con Su voluntad, no te será dado. Confía en que cuando Él cierra una puerta es para protegernos y redirigirnos. Dios se esta moviendo a tu favor.
Cuando espera la respuesta
Cuando Él nos dice que esperemos es porque no es el momento adecuado. Vivimos en una época en la que todo es vertiginoso y esperar es lo que nadie quiere hacer. A nadie le gusta esperar porque es algo que requiere paciencia y confianza. Dos cosas que a muchos de nosotros nos faltan.
Ahora, cuando se trata de nuestra vida de oración, esta es la actitud exacta que adoptamos hacia Dios. Comprender lo que significa esperar es captar el pensamiento de lo que es no hacer nada; dejar pasar el tiempo hasta que suceda algo, hasta que veas Su mano mover.
Confía en Su tiempo. Cree que si lo ha hecho antes, seguramente lo volverá a hacer. Recuerda que Dios quiere responder tus oraciones. El quiere darte los deseos de tu corazón. Pero todo de acuerdo con Su voluntad. Su Palabra nos dice que “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” (Mateo 7:7-11).
Confíe en su voluntad; ¡confía en Su tiempo!